Manifestación pro consulta del pasado. 19/10/14 Foto de Assemblea |
Tenemos lío. La renuncia
de Artur Mas a que su Govern cumpla con el imperativo democrático salido de las
urnas el 25 de Noviembre de 2012, convocando y ejecutando una consulta sobre el
futuro político de Catalunya, ha abierto el escenario de manera abrupta. Lo que
para Rajoy era una noticia excepcional, se está convirtiendo en un problema de
Estado de aún mayor dimensión, el cual puede provocar la convocatoria de
elecciones en Catalunya y un nuevo escenario mucho más complicado para el
unionismo y el nacionalismo español.
Isaac Asimov fue un gran
divulgador científico. Pero también un buen historiador. Si uno lee su genial Historia
de América del Norte, cuando llega a los años de la independencia
norteamericana, observa que Asimov va avisando al Rey Jorge. Aquí podría haber aceptado un cambio de relación,
pero no lo hizo y aumentó la presión. Con esta decisión podría haber buscado el
consenso con la colonia, pero al no hacerlo provocó una pérdida de apoyos
decisivos. Aquí pasó tal cosa que no supo gestionar… Rajoy está en la misma
tesitura que el Rey Jorge. Ha tenido diversos momentos para reconducir la
situación, ofrecer una salida pautada a Artur Mas y salvar el statu quo españolista. Pero, anclado en
su electoralismo y con la clara intención de tapar su salvaje
política de recortes, no ha querido o sabido verlos y ha ido aumentando la
presión sobre Catalunya de tal manera que ha dejado vendido a su habitual socio,
CiU.
Ante la paralización de
la consulta en Catalunya, los actores soberanistas se han quitado caretas y han
comenzado el juego de reorganizarse. Analicemos, uno a uno, cada caso.
Convergència Democràtica de Catalunya (CDC), el
aparentar
El partido de gobierno,
que en 2012 se sumó al enorme movimiento de la sociedad civil proindependencia
pensando que así salvaría la situación de KO parlamentario en la que estaba.
Calculaba que conseguiría una mayoría absoluta aplastante y ha visto como el procés está a punto
de llevárselos por encima. Se metieron a sí mismos un tiro electoral en la
rodilla en 2012, pues el votante eligió otras opciones independentistas antes
que la suya. Además, personalizó el procés
en la figura del President Mas, sin entender que el apoyo popular que se le
prestaba era una fidelización hacia la figura institucional, no hacia su
persona ni hacia sus políticas –enormemente combatidas también en el procés.
Dado que el
independentismo no hace sino restarle votos, lo que busca Mas es una salida
fácil que le permita volver a la situación del pactismo España-Catalunya. El
escenario en el que se siente cómodo y en donde los votos son suyos. No tiene
fácil desactivar
el procés.
En el momento en que el
Tribunal Constitucional suspendió la consulta, ellos suspendieron la campaña. Ey, lo hemos intentado, pero nos han dicho
que no. Finalmente, sin ningún tipo de vergüenza, Mas
improvisó un discurso que pretende señalar al resto de los partidos
soberanistas: convoca consulta participativa,
sin garantías de que todo el mundo pueda votar, pero convocándola al fin y al
cabo para evitarse un reproche electoral. Y en el mismo momento advierte de dos
cosas que jamás había dejado ver ni mencionado durante estos dos años de
monotema: que ni el viejo 9N ni el nuevo 9N son la consulta definitiva, ya que ésta son unas elecciones de carácter
plebiscitario con una única lista –lista
de país- entre las cuatro fuerzas soberanistas. Se sobreentiende, claro
está, que con él al frente de la lista y del futuro gobierno. El tío es listo,
¿eh? No se puede negar.
Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), la
confianza
Parece que ERC, en el
escenario de nuevas elecciones, es quien lo tiene todo para ganar. Pero puede
que pierda más de lo que cree y que esto sea un nuevo tiro electoral a sí mismo
en la rodilla. Me explico.
ERC apoya la nueva
consulta participativa, pero exige
convocar elecciones si Mas quiere aprobar los presupuestos de 2014. Seguramente
ERC gane esas las elecciones. Y lo hará fuera
de la lista país que solicita CDC.
Pero hay dos puntos que tenemos que considerar conjuntamente. El primero es la
ingenuidad política de Junqueras, el que será nuevo President. Intelectualmente
es una persona muy válida, pero si tenemos que dar credibilidad al relato de Quim
Arrufat (CUP) en ARATV sobre el momento en que Artur Mas explica el nuevo
9N, no podemos si no afirmar que ERC no estaba controlando de ningún modo el procés, y que se limitaba a dar apoyo
parlamentario a dos presupuestos salvajes en cuanto a recortes -2013 y 2014- a
cambio de la confianza en que Mas haría lo que decía que iba a hacer, aunque
eso acabara con su CDC. El segundo punto es que ERC ya ha manifestado que
quiere realizar una Declaración Unilateral de Independencia (DUI) tras las
elecciones. Si realmente lo ponen en el programa y centran la campaña en eso,
junto con la escasa habilidad política demostrada por Junqueras en estos dos
años de parlamentario, todo hace pensar que será algo que no podrán llevar a
buen término, y adiós a su mayoría y, seguramente, a su gobierno. Pueden subir
muy alto, para caernos de sopetón.
Con todo, lo peor de la legislatura de ERC ha sido su incapacidad para ver
que este procés sólo podía ser
posible con luz y taquígrafos. Hay una carencia en ERC de sentido democrático
camuflado de tacticismo. Compró la tesis de CDC de que había que mantener todos
los pasos en secreto-secretísimo para evitar que el Estado se saliera con la
suya… aunque al final vimos que el secreto fue
el mejor amigo de un President que no quería convocar.
Iniciativa per Catalunya – Les Verds (ICV), la
ambigüedad
Foto de Assemblea |
Durante estos dos años
ICV ha venido diciendo que ellos están por el Derecho a Decidir en temas de
soberanía, pero también en temas sociales. Han participado en el procés, pero sin mojarse por una opción
(Federalismo) u otra (Independentismo), de manera que han generado la sospecha
de que fue culpa suya –y de Unió- que la pregunta no fuera directa
(Independencia Sí o No), que fuera una pregunta doble. A la hora de la verdad,
cuando ya faltaba menos de un mes para el 9N, la dirección no había planteado
un debate abierto con sus militantes sobre esta cuestión y al final se ha
decidido por darles libertad de voto–como
si no la tuvieran ya- y no tomar una decisión como partido.
Lo que sí ha decidido es
no dar apoyo al nuevo 9N. Para ellos es una consulta improvisada y sin fuerza
de decisión en nada, y por eso incluso Joan
Herrera ha dicho que no votará. Según las encuestas ICV ni suben, ni bajan
en exceso. Como en el Derecho a Decidir: ni deciden, ni dejan de decidir. Lo
complicado será justificar su posición oficial frente a este nuevo escenario:
exigen convocar unas elecciones constituyentes que tengan como resultado un
Parlament con el claro mandato para –¡Oh sorpresa!- convocar una consulta sobre
el futuro político de Catalunya. Mirad chicos, el Big Ben y el Parlamento.
Es decir, ¿no habíamos pasado ya por aquí? Lo curioso de todo esto es que puede
acabar con su futuro electoral de cara a las municipales y a su participación
en diferentes Guanyemos –como siempre
les llama, sin querer, Eva.
Candidatura d’Unitat Popular (CUP), la complejidad
Esta izquierda
independentista, muy vinculada al municipalismo, es una rara avis en el parlamentarismo del Estado. Es un partido político
de base asamblearia, donde los diputados –tres desde 2012- dan cuentas tanto de
sus posiciones como de sus reuniones a todos sus militantes a través del correo
electrónico. Desde esta comodidad interna, han podido mantener una posición
clara de apoyo a cualquier procés que permitiera a la gente votar sobre la
independencia, a pesar de transmitir públicamente un mensaje bastante complejo,
no entendible por toda la ciudadanía. Son los chicos y chicas del Sí crític.
La
posición de la CUP en este nuevo escenario se ha visto reforzada. El
independentismo mediático veía a ERC como la única garantía de Independencia,
pero la actitud de la CUP frente al nuevo 9N ha dejado claro que ellos también
se apuntan a hacer lo que sea para lograrla. La diferencia con ERC es que la
CUP ha intentado en todo momento la democratización del procés. No les gustó ni la pregunta ni la forma en cómo se les obligó a aceptarla. Tampoco no les gustó
que todo el procés fuera simplemente
fiscalizado por un pacto de apoyo parlamentario entre dos formaciones políticas.
Y sin embargo apoyaron todo eso al tiempo que lo criticaban y que eran
ridiculizados por sus rivales de ERC.
La CUP ha sido el único
partido que no se ha fiado de la voluntad de Mas de convocar la consulta, y ha
acertado. Frente a confianza de ERC y de ICV, la CUP ha propuesto democracia y
ha logrado, justo hoy, que Mas
acepte algunas de sus reivindicaciones para que sea la gente de Catalunya
la que fiscalice el procés, y no ERC.
Para que la gente no tenga que creer en la voluntad y los planes secretos de
Mas, sino en el trabajo de las personas que hacen posible la consulta.
La sociedad civil organizada, la persistencia
El poder social de
convocatoria lo siguen teniendo las dos entidades de la sociedad civil que
iniciaron todo este movimiento. Tanto Òmniun como la Assemblea Nacional
Catalana (ANC) han vuelto a demostrar este pasado domingo que este chiringuito
es suyo. Lo es y lo será mientras continúen con mensajes apartidistas. Abogan
por las elecciones ya, apremian a los políticos -el pueblo vs. la castatm- para que logren
unidad y dejan los huecos suficientes para que esa unidad sea interpretada en
formato lista país o en formato programa común
de diferentes listas partidistas.
Paralelamente, y desde el
ámbito de la izquierda independentista de base, se ha lanzado una Crida
Constituent. Un proceso abierto de la izquierda anticapitalista catalana
para concurrir a las elecciones plebiscitarias con un programa de independencia
y cambio político, no dirigido por la derecha catalana. Una lista de país, pero sin Mas ni la
derecha catalana. Un nuevo país, en donde la base de la ciudadanía participe en
la construcción del nuevo Estado.
Así es como creo que tenemos
situados a los actores a día de hoy. Los politólogos tratamos de aventurar el
futuro en base a los conocimientos acumulados que tenemos, principalmente.
Aunque en ocasiones la intuición también ayuda. En este caso creo que nos
acercamos, cuanto menos, a unos tiempos políticamente agitados que garantizan
el estallido del sistema de partidos catalán tal y como lo veníamos conociendo.
Un momento que verá finiquitar el liderazgo histórico de CiU, al tiempo que dará
a luz el primer y, seguramente, breve reinado de ERC como partido hegemónico. Quizás
otro día hablaremos de cómo el PSC puede obtener la victoria moral en todo
esto, aunque para entonces no quede ningún afiliado que pueda recoger el premio
en la ceremonia de entrega.
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